Azul, muy azul; azul como la tundra, las venas de la muñeca, el mar los días de frío y los ojos tan bonitos de mi hermana.

Roja, muy roja; roja como el Sol cuando cae la tarde, como el corazón cuando late con fuerza, roja como la sangre cuando está fresca.

Gris, muy gris; gris como el cielo los días de tormenta, como la niebla espesa que no deja conducir, como el frío metal del que están hechas las pistolas.

Blanca, muy blanca; como la nieve al caer del cielo, las nubes cuando hace Sol, como la sonrisa que esculpo cuando Ciervo me besa bien bonito en el cuello.

Y por supuesto, negra, muy negra; negra como la noche cuando el Sol ya no está vivo, como la boca de un Lobo cuando enseña los colmillos, como los ojos de un cervatillo cuando sabe que le acechan.

(Mi alma es bien diminuta; infinita entre mis costillas y con el corazón enganchado en los pliegues, incandescente como las constelaciones y naciendo a la superficie en la forma de ese lunar que tengo en la clavícula)



Y si no tienes ganas de leer, la mayoría de las veces soy aire.


Me llamo Cassiël, pero Maga es un apodo que siempre me ha encantado (como si pudiera hacerle cosquillas a las palabras y magia a las cosas que escribo; echarle polvo de estrellas a mis personajes y hacerlos levitar sin echar mano del Wingardium Leviosa).
- Tengo la mayor debilidad del mundo enquistada entre las costillas tres y cuatro (Chicagato se encasquilló y no hay quien la saque)
- Vocación a pirata sobre mares de gaseosa y parches con tiritas del cuarto de baño
- Ladrona de anomalías cardiovasculares y con tendencias claramente dracónidas (me disfrazo de arteria y me escondo en la aorta hasta que se me presenta una buena oportunidad de caza) Y en cuanto a mi dragón verde.. ¡Seguro que tú también te preguntas cómo estrellas conseguí que me siguiera a todas partes! (pero esa es otra historia)
Auge mágico en la clavícula derecha (en la izquierda escondo los besos y algún recuerdo malsano)
Amante de las corrientes marinas y el salitre impregnado en la piel; del cielo cuando hay tormenta y de la Luna en los ratos libres
- Haber visitado los cinco continentes y, después de cada visita, dedicarles un poema a cada uno
- Quiero los anillos de Saturno entre mis dedos, o, en su defecto, tatuarme la constelación de Orión entre los omóplatos de la espalda